viernes, 20 de noviembre de 2009

interpréte desconocida


A veces me echo de menos a mí misma...

martes, 17 de noviembre de 2009

La Laguna de Paca y la Estrella escondida

Cuentan que antaño, todo el Valle del Huancamayo estaba bajo el dominio del Imperio Inca. La tropa de Cápac Yupanqui había sometido a su potestad a los Huancas, permitiendo así una reorganización de los caciques…

La princesa Coripaca (Estrella Escondida), hija del cacique de Hatun Xauxa, fue elegida para incorporarse al templo de las vírgenes del Sol en la capital del Tahuantinsuyo, Xauxa, pero la princesa, en secreto, no quería aceptar y se fugó con su amante, un humilde pastor llamado Guacra…

La pareja huyó por los cerros y las alturas y allá donde pastaban los rebaños vivieron por mucho tiempo… En cambio, en las llanuras, se dice, que los caciques xauxas, por desengaño y relajo moral organizan grandes orgías…

Un buen día Coripaca y Guacra recibieron una visita inesperada de un anciano en busca de comida… Ambos le ofrecieron todo lo que pudieron quedando el viejo totalmente agradecido, pero al despedirse les dijo: ¿Ven allá en el cerro Shujos una enorme Tinya? Pues huyan, caminen hacia donde nace el sol, y no se den la vuelta cuando escuchen los sonidos de la Tinya, si lo hacen… serán castigados.

A los pocos minutos se sintió un ruido ensordecedor, aquella tinya que les había dicho el anciano comenzó a sonar y sus toques resonaban por todos los cerros… Guacra y Coripaca, llenos de temor y escuchando todos los lloros que se sucedían a sus espaldas no cumplieron la indicación y volvieron…

La tinya entonces rodaba hacia la llanura y cubrió los cerros de agua… Así todo el pueblo de los Xauxas se inundó y se formó lo que hoy se conoce como la Laguna de Paca… El Dios Kon Ticsi Viracocha que se había presentado como anciano castigó de esa manera los excesos del pueblo… y también, por no haber obedecido, convirtió a Guacra en un Inca dormido en la montaña y puso los senos de la princesa en otra montaña…

Cuenta la Leyenda, que la princesa se convirtió en la sirena que guarda la Laguna, y que cada cinco años se traga alguna persona para sus más oscuros adentros… también cuentan, los lugareños de Jauja, que varios investigadores han intentado medir la profundidad de estas aguas, y ninguno de ellos ha conseguido llevarlo a cabo…

Foto: Si os dáis cuenta la montaña tiene forma de un Inca dormido, que representa la figura de Guacra...

martes, 10 de noviembre de 2009

De sentirse extraña

Y sí ...

porque a veces deja de gustarte el sabor del mate de coca y los tamales terminan hinchando tu barriga con un ardor antes casi desconocido...
porque a veces no eres más que un euro con patas al que intentar engañar o sacar algún céntimo de más... "total, en España circulan los euros como mierda", te dicen con un tono entre irónico y sarcástico... y que pena no? que tengas que dar explicaciones de tu vida, de si no eres una típica niña de papá, que si tu padre tiene cabras y ovejas, y que cargaste pilones de paja de 50 kilos antes de empezar la universidad...

que pena tener que explicar que tu "privilegiada" posición de europea no te sirve de nada acá, y que recibes un salario como el de cualquier peruano... sobran las explicaciones...


y sí...


porque de repente deja de gustarte el camote, la chicha de jora, y empiezas a aborrecer el pollo con papas y el ají de gallina...

porque de pronto no te da la gana de bailar cumbia cada vez que un hombre te saca a la pista, de vestirte de colores y de la manera más estrambótica posible a pesar de que todos te miren como extraña, eso, como extraña miro yo los carteles de "se reparan máquinas de coser a domicilio" en las puertas de una cochera cualquiera...

y a veces pasas del sentimiento apoteósico e ilídico del mercado a un sentimiento cercano al vómito, al sentir los olores a carne cruda, podrida, a cuyes de crianza a escala industrial, a sangre de trucha de río salpicada con humo intoxicado que a veces ni te deja respirar...

No soy de acá, ni de allá, no puedo ponerme una pollera, hacerme un par de trenzas y teñirme la piel, porque no es así la realidad...

Viene en el manual de viajeros, acostumbrarse al lugar donde vas, ya lo me lo dice mi padre "allá donde fueres, haz lo que vieres", con todo, la vitalidad de la experiencia, y con eso, a veces una no puede dejar de sentirse extraña...

lunes, 2 de noviembre de 2009

Poble Nou

Paquita llegó hace unos 40 años al número 46 de una tal Carrer Llacuna, en Poble Nou de Barcelona…

Me imagino, todo en blanco y negro como en las películas, y a Paquita con su maleta negra, pañuelo blanco en la cabeza y tacones negros, falda por debajo de las rodillas… a su lado otra adolescente con tetas grandes cuyos pensamientos ni adivinaban que aquella ciudad desconocida se convertiría en su vida…

Paquita no se cansó del olor a madera de la carpintería, ni del vino, ni de las escapadas al viejo cine “Molineta” con Jesús, pero la situación era insoportable y la pobreza en la que se sumía la familia obligó a todos a irse a la próspera Cataluña, que decían…

Cuatro hermanos, cuatro ilusiones y una habitación de escasos metros para compartir sueños, lágrimas, bocadillos de atún y colchón…

En frente del mercado: la tienda, un almacén desordenado en el que se amontonan sacos de lentejas, arroz, caracoles frescos, aceitunas, papel higiénico raspante, aceite de oliva, espetec, y tomates frescos … Veo a Amando con unas patillas, a lo Peret y un delantal blanco viste a Paquita …

En la calle huele a café y a lejía mañanera, y las conversaciones en catalán se mezclan con el basto acento de andaluces y manchegos que caminan a sus puestos de trabajo…

Me imagino la tienda, el mercado, los viajes interminables de Barcelona a Albacete en tren, el frío, las comidas colectivas en grandes perolas para los cuatro, a los señoritos de la tienda, y más y más señoritos, porque durante sus vidas se esclavizaron para tratar de dar lo mejor a sus hijos…

Cambió el delantal de tendera por una cofia, para servir, esta vez a una burguesa catalana, y Loles de la mano, ya más crecidita, pero un buen día Jesús apareció de nuevo, con un ramo de flores y un elegante sombrero negro y se la llevó para siempre, y se la arrancó a la ciudad condal para compartir una vida de amor, valentía y barreras que los dos atravesaron…

Y los dos llegaron a viejitos, Paquita no aprendió catalán, ni se acuerda de los horarios de buses del Pueblo a Barcelona, tampoco aprendió a manejar muy bien la báscula, pero cuando le enseñé esta foto de Poble Nou se estremeció y por un instante me imaginé siendo Paquita


A mi vieja…