lunes, 2 de noviembre de 2009

Poble Nou

Paquita llegó hace unos 40 años al número 46 de una tal Carrer Llacuna, en Poble Nou de Barcelona…

Me imagino, todo en blanco y negro como en las películas, y a Paquita con su maleta negra, pañuelo blanco en la cabeza y tacones negros, falda por debajo de las rodillas… a su lado otra adolescente con tetas grandes cuyos pensamientos ni adivinaban que aquella ciudad desconocida se convertiría en su vida…

Paquita no se cansó del olor a madera de la carpintería, ni del vino, ni de las escapadas al viejo cine “Molineta” con Jesús, pero la situación era insoportable y la pobreza en la que se sumía la familia obligó a todos a irse a la próspera Cataluña, que decían…

Cuatro hermanos, cuatro ilusiones y una habitación de escasos metros para compartir sueños, lágrimas, bocadillos de atún y colchón…

En frente del mercado: la tienda, un almacén desordenado en el que se amontonan sacos de lentejas, arroz, caracoles frescos, aceitunas, papel higiénico raspante, aceite de oliva, espetec, y tomates frescos … Veo a Amando con unas patillas, a lo Peret y un delantal blanco viste a Paquita …

En la calle huele a café y a lejía mañanera, y las conversaciones en catalán se mezclan con el basto acento de andaluces y manchegos que caminan a sus puestos de trabajo…

Me imagino la tienda, el mercado, los viajes interminables de Barcelona a Albacete en tren, el frío, las comidas colectivas en grandes perolas para los cuatro, a los señoritos de la tienda, y más y más señoritos, porque durante sus vidas se esclavizaron para tratar de dar lo mejor a sus hijos…

Cambió el delantal de tendera por una cofia, para servir, esta vez a una burguesa catalana, y Loles de la mano, ya más crecidita, pero un buen día Jesús apareció de nuevo, con un ramo de flores y un elegante sombrero negro y se la llevó para siempre, y se la arrancó a la ciudad condal para compartir una vida de amor, valentía y barreras que los dos atravesaron…

Y los dos llegaron a viejitos, Paquita no aprendió catalán, ni se acuerda de los horarios de buses del Pueblo a Barcelona, tampoco aprendió a manejar muy bien la báscula, pero cuando le enseñé esta foto de Poble Nou se estremeció y por un instante me imaginé siendo Paquita


A mi vieja…

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