Hace algunas semanas recibí una llamada de aquellas de número oculto. Como no podía ser menos, el motivo de aquella repentina interrupción en mi momento de más clímax, la siesta, se debía a una encuesta. Hasta aquí todo normal, atendí a la chica amablemente y respondí a los tres minutos que duró el cuestionario.
Me sorprendió cuando me anunció de qué se trataba el interrogatorio en cuestión. - "La Universidad Rey Juan Carlos está realizando un estudio de la evolución laboral de sus antiguos estudiantes..." A partir de ese momento supe lo que iba a contestar sin escuchar a penas el enunciado de la pregunta.
¿Qué puedo responder a temas tales como qué esperas de tu último trabajo, cuál la perspectiva de futuro con este actual trabajo de 1 a 5, como calificaría su sueldo y condiciones de 1 a 5, cuántos años lleva trabajando en él? ¿Cuántos años? A penas llevo un mes trabajando en este trabajo y qué perspectivas de futuro puedo intuir trabajando ocho horas diarias frente a una pantalla de ordenador, ganando menos que si fuera a echar un jornal al campo, y sabiendo que soy Licenciada en Periodismo y estoy haciendo exactamente el mismo trabajo que tú, hacer absurdas preguntas que no sirven si no para mostrar el desolador panorama laboral que azota a los jóvenes españoles?
¿Y de quién es la culpa? ¿De la Universidad Rey Juan Carlos?, ¿de nuestras universidades que ahora van a pasar a convertirse en empresas europeas? ¿de nuestro gobierno? ¿de las empresas explotadoras que aprovechan decir que estamos en un momento de crisis para lanzar ERES, ofrecer condiciones antes impensables y sueldos ridículos en una ciudad donde la media de transporte público por mes son más de 50 euros?
Culpables o no l@s trabajadores somos l@s que, como siempre, hemos de pagar las consecuencias, y en nuestra mano está que no nos sigan tomando por mequetrefes, aprovechándose de nuestro trabajo y dejándonos siempre con el culo al aire. Para empezar, reclamemos nuestros derechos como trabajadores y trabajadoras y nunca nos rebajemos al nivel con el que nos tratan estos puñeteros capitalistas de traje, corbata o tacones de punta, que muchas veces no tienen ni una formación similar a la nuestra, y ya no digo formación, en ocasiones dejan al descubierto que ni eduación ni respeto les corren por las venas...
Demostremos también que porque uno lleve unas deportivas o un piercing en la ceja no tiene porqué ser peor o mejor que aquel superior, igual hasta un día se sorprende de que hubo un tiempo en el que mis padres se sacrificaron para pagarme unos estudios, de que soy Licenciada en Periodismo y que probablemente tenga más idea en muchas cosas que esos que me miran por encima del hombro, a lo mejor hasta se sorprenden de que en un Call Center no haya solo chonis de Fuenlabrada y haya gente que, simplemente, tiene que ganarse la vida como puede.
"No desesperes, ni siquiera por el hecho de que no desesperas. Cuando todo parece terminado, surgen nuevas fuerzas. Esto significa que vives"- Frank Kafka
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