jueves, 28 de enero de 2010

Juana Sánchez Giménez, con G, no con Jota de Juana...


Uno puede llegar a sentir toda una vida cuando mira las manos de Juana...
unas manos agrietadas, con una piel reseca, de las que necesitan crema Nivea, de las de las abuelas de verdad... de esas que dan envidia cuando las ves tejer un gorro o una bufanda de lana...


Se crió en la escuela del campo, del hambre, del hacerse mujer antes que niña, en la escuela de las injusticias de una guerra que recuerda tremendamente con dolor y con lágrimas en los ojos cada vez que se le saca el tema ...


A Juana le gusta contar sus historias, pero siempre acaba llorando, le gusta leer, escuchar la radio y ver el telediario de la 1... podría quitar el puesto de periodista a cualquiera de nosotros sin a penas saber escribir...


Juana tiene manchas en la piel, bolsas en los ojos, está un poco sorda y a veces le cuesta caminar, pero su sabiduría y memoria puede tumbar a cualquiera...


Se pone su pañuelo negro en la cabeza como las mujeres de antes, porque Juana es una mujer de las de antes, no es la típica abuela moderna que hace footing y va al gimnasio, o se va a los viajes del imserso y se pasa horas en la peluquería y con los morros pintados, que va... ella agarra su garrota y baja al médico...


Juana se enfada mucho cuando Don Pedro no le receta las medicinas que quiere, y se indigna cuando ve a las muchachas en cueros en cualquier programa de televisión...


A veces me iba de excursión con Juana... sí! nos íbamos al hospital de Hellín a alguna de sus revisiones, y Juana se aferraba al agarramanos como si no confiase en mi terrible astucia como conductora...


Juana no sabe donde queda exactamente Perú, pero sabe que en este lugar exactamente es donde queda una de las personas que más la admira...



A mi abuela...

3 comentarios:

Jacinto Alexander Llacsahuanga céspedes dijo...

....un beso grande para su abuela que parece condensar a todas las mamachas. Me ha gustado y mucho.

Anónimo dijo...

Yo cuidé un poco a Juana, me encantó, apenas hablaba ya, pero soy de las que piensan que los mayores no son trastos e intentaba darle "guerra" que se diera cuenta de que estaba viva.
-Juana ¿Cuantos pollos Mari mató parte su boda? ¿Fueron dieciséis?
-Buenos días, Juana ¿Cómo estamos hoy? A lo que ella respondía:
-Medianamente
Agradezco mucho a la vida haberme dado la oportunidad de cuidarla, de coincidir con ella en el tiempo.

Rosa T. dijo...

En el comentario anterior el corrector ha hecho de las suyas. Me dolía un poco verla así pero hice lo posible por sacarle risas.