martes, 12 de enero de 2010

Traficantes de Sueños (I Parte)

Las madres siempre acaban teniendo razón, y Paca, la mía en concreto, podría quitar el puesto a cualquier tarotista o bruja, porque a eso de adivinar el futuro no le gana nadie, como imagino que a ninguna madre... Ella me lo advirtió: no te vayas a Argentina!!! Pero ¿Qué serían los viajes sin las aventuras no? Aunque todo tiene un límite aquí va la primera parte de lo que me vino sucediendo tal vez como castigo por no hacer caso a la Paca, quien sabe...

Me dispuse a coger el autobús que me llevaría a Lima desde Huancayo el pasado 19 de Diciembre para encontrarme con él y viajar juntos a la Argentina... Desde el comienzo todo fue un caos... el bus salió dos horas más tarde y cuando por fin se disponía a salir una policía detuvo el carro durante un buen rato en el andén de la carretera... Después otras horas, conseguimos averiguar que el conductor no tenía licencia para conducir, aunque tras pagar unos soles consiguió arrancar hacia Lima... Estas cosas sólo pasan aquí... A las horas, dos autobuses se chocaron de frente, quedando la carretera totalmente obstaculizada... Conseguí llegar a Lima 6 horas más tarde, tenía 30 llamadas perdidas en el celular de él... y por fin subimos al carro que después de tres días de viaje nos dejaría por fin en Buenos Aires...


Durante el primer día en bus todo fue bien... Pasamos Ica, Paracas, Nazca, Moquegua y Tacna, llegamos a Arica y entramos en Chile... Empiezan los controles, los registros y el saqueo, porque no podría llamarse de otra manera... Me quitan 2 kilos de jamón serrano con destino a Buenos Aires, y la cosa se complica cuando Pasapera saca sus cosas...

Entre ellas hay varias artesanías, semillas, huesos, collares, dientes de tiburón, cocodrilo...

El carabinero llama a otro, anota en un papel todos los dientes que llevamos y su procedencia... Le pregunta a su compañero si Oso Perezoso se escribe con "s" o "z" y nos dice que ir con esos dientes por Chile se considera delito, tráfico que de especies protegidas... y nos remite a un juzgado de una ciudad llamada Calama para declarar...


La cosa se complica, la ciudad no entra dentro de la ruta que el autobús debe realizar, y el conductor amenaza con dejarnos tirados en pleno desierto de Atacama.. me pongo a llorar ante la desesperación y tras cuatro horas parados en la frontera entre Chile y Perú proseguimos el viaje hasta que el conductor nos avise para dejarnos en el juzgado y declarar como supuestos traficantes...


traficantes sí pero de sueños...

continuará...

1 comentario:

Jacinto Alexander Llacsahuanga céspedes dijo...

oshe...no me dejes con la intriga de lo que pasó. Espero saber más, esta pa chuparse los dedos la historia.