sábado, 4 de junio de 2011

Paquita la del barrio...


Existe una cantante de rancheras, obviamente en México, llamada Paquita la del barrio. Sus canciones son una mezcla entre la burla y la sátira hacia los hombres, y con esa rancherita de fondo... en fin, no sé qué más se puede pedir para agarrarse una tremenda borrachera de esas de cortarse las venas...
El caso es que al escuchar este nombre siempre me viene a la mente mi madre, otra Paquita de barrio que poco o nada tiene que ver con la cantante de rancheras...

En la entrada anterior les contaba como era la vida normal de una mujer normal de un pueblo, más o menos normal... Hasta ahí todo, evidentemente normal...

Después de un tiempo todo dejó de ser normal para convertirse en algo extraño y surrealista que jamás pensé que me hubiera tocado vivir. Era un Sábado 4 de Septiembre de 2010. Yo estaba en Jaén, en Perú había salido de trabajar a la una en punto de la tarde cuando recibí una llamada de un número español que en un principio no supe reconocer. Era el celular de mi hermana...
No sé cómo explicarlo pero cuando te hacen una llamada así la verdad es que a pesar de que te encuentres a miles de kilómetros de distancia sabes que algo malo te van a contar, justo antes de que te cuenten nada...

Entonces parte de mi vida cambió... Hacía prácticamente un año que no iba a España, de repente dejé de escuchar la voz de mi madre que me llamaba cada semana... En cuestión de un par de días tuve que empaquetar mi vida peruana; pareja, cuarto, un sin fin de trastos que en un momento así pierden por completo todo su significado, y un trabajo...

A los días logré llegar a España, en un estado de shock, cansancio, tristeza y emoción que hasta hoy me hace derramar alguna lágrima... Pasé de recordar la imagen de mi madre, a la que casi no veía desde hace un año, a presencia la imagen de un bulto, una mujer en coma, con un número sin fin de cables, máquinas y demás artefactos en todo el cuerpo...
La primera vez sentí que se me iría el alma en presenciar eso, me pregunté donde estaba mi madre realmente, y porqué a esa mujer articial sin vida decían llamarle "Paquita"...

Con el paso de los días, después del shock del viaje, de la noticia, del cambio estructural, cultural, de todo en consecuencia... Fui tomando contacto con ella, trataba de contarle todo lo que había hecho en Perú, le hablaba de como eran las cosas acá, de que pronto iba a ser su cumpleaños, le rogaba que se despertase para celebrarlo todos juntos...
Los días eran muy pesados, tristes, pero sácabamos fuerzas para ella, a pesar de que prácticamente no nos daban esperanzas... Durante las dos primeras semanas todo fue monónoto, la limpiaban, la aseaban, seguía conectada a todos los cables... respiraba artificialmente, eran días exactos e incomprensibles en un mundo que parecía paralelo a todo lo real...

Al cabo de dos semanas, sorprendentemente despertó, movía los ojos, pero no sabíamos si veía, encontes supimos que nos escuchaba, y ahí terriblemente me convencí de que sólo con nuestra fuerza ella lograría salir...

Las visitas eran estrictas, 15 minutos en la mañana y 15 en la tarde, solo un familiar, con bata y mascarillas incluidas... Pasaba mis visitas intenando sorprenderla con el pasodoble Francisco alegre, en versión femenina, claro, para ella.. le canté, la mimé, le hice renegar esos días, lograba responder a los estímulos que le hacía y entonces un día sorprendentemente empezó a hablar, y algunas de las cosas que decía lograban tener algún sentido...
(continuará)

2 comentarios:

Carmen dijo...

Buff, cuantas emociones, imágenes y lágrimas se me vienen al leer esta entrada,...donde parte de la historia no es sólamente de tu querida Paca,...sino que de mucha gente,...entre ellas mi padre.
Gracias por compartirlo con tanta sensibilidad y de corazón espero que todo os vaya muy bien.
Un abrazo,
Carmen

jenifer dijo...

carmen mil gracias a tí... sé lo que has pasado... sé lo fuerte que has sido y tú me diste la fuerza y la experiencia de saber llevarlo... abrazo donde estés