lunes, 5 de octubre de 2009

El Rio Mantaro, cloaca de los Andes peruanos

Fuente de riqueza, pureza y vida en años pasados el Río Mantaro comienza a presenciar su propio declive. Expertos, autoridades y ciudadanos coinciden en aunar esfuerzos para salvar el Mantaro antes de que sea demasiado tarde. (Texto y Fotos: Jenifer Rodríguez)


Hay ciertas cosas en Huancayo que podrían acercarse al límite de lo chocante. 9.00 de la mañana en la Avenida Giraldes y los tragamonedas están preparados para un jornada intensiva de trabajo, por supuesto sus respectivos seguratas vigilan sus puertas como si de un banco se tratase… Algo más sorprendente, que un refresco cueste más que un menú en un restaurante, otro caso curioso, que algunos peruanos tengan que casarse para acostarse con su pareja, pero a la primera de cambio ese hombre de repente tiene más de una mujer a sus pies, lo peor y más lamentable de todo, que un río que abastece a toda la población de un precioso valle peruano, sustento principal de agricultura y alimentación para todo el país, alcance tal nivel de contaminación y suciedad que no pueda proporcionar agua potable a sus habitantes o que consiga hacer morir a los animales que beben de esas aguas.

Hace unos días estuvimos en los aledaños del Río Mantaro para ayudar a extraer muestras de agua a una amiga para su investigación de tesis. Pudimos presenciar de todo, el olor que se desprendía a nuestro alrededor nos anunciaba lo que más tarde descubriríamos. Desde cadáveres de perros hasta tazas de WC desperdigadas por el río, compresas, ollas, bicicletas viejas, a modo de feria dominical… y plásticos, los más difíciles de disolver.

Diversas situaciones han ocasionado esta fuerte contaminación del Mantaro que recorre las provincias de Junín, Yauli, Jauja, Concepción y Huancayo. Una de ellas, y tal vez la más impactante, es la fuerte y agresiva actividad minera de la empresa estadounidense DOE RUN, cuya planta se encuentra en la Oroya, por otra parte la ciudad latinoamericana más contaminada. Aunque del conflicto y los intereses mineros hablaremos más adelante.

Además de la contaminación minera los vertidos también provienen de aguas servidas, la mayor parte de los centros urbanos esparcen sus desagües al mar, a los ríos y a los lagos donde van a parar excrementos, detergentes, petróleo y otras sustancias tóxicas que perjudican la fauna y flora. Segundo punto fuerte y uno de los factores que sólo la educación y moral de cada ciudadano puede llegar a solventar. Es costumbre generalizada en el Perú verter las basuras a los costados de las casas, a las orillas del mar, por los barrancos de los ríos sin ningún tipo de reparo. No hay unas normas ni pautas de cuidado del medioambiente, mucho menos políticas de reciclaje. Nos augura una época de cambio climático, de impacto medioambiental y en la mano de todos los ciudadanos está armar una revolución y un cambio que nos devuelva a nuestras raíces y que deje de convertir a los ríos en el Coño de la Bernarda, donde entra y sale todo tipo de basura.

Los políticos proponen soluciones, y no se les ocurre nada mejor que tapar los vertederos que se acumulan alrededor del Río Mantaro con piedras y arena. Esto genera una fuerte descomposición que hace que el río se contamine en mayor cantidad y por metales pesados que se van formando como el cobre, el cadmio o por gases como el metano. Al mismo tiempo, según los expertos, la cantidad de plomo en esta agua se eleva por 13, la de hierro es 30 veces superior a lo permitido.
Los datos son preocupantes, en los ríos Shullcas y Chilca reciben cada año 146 toneladas de cobre, más de 388 de hierro, 12 toneladas de plomo y 10 de arsénico, y la situación es penosa, los agricultores de toda la región no pueden exportar sus productos debido a que son regados con las aguas del Mantaro y éstos no se pagan al precio que realmente merecen.


Escasez de agua
La cosa no acaba aquí, además de toda la contaminación que está afectando en su conjunto al río, es obvia la problemática existente con respecto a la escasez de agua. En una ciudad de 300.000 habitantes como Huancayo los ciudadanos a penas pueden disfrutar doce horas de agua al día, mientras que estos cortes benefician a superficies como Plaza Vea que no sufre restricciones de agua, sino que además posee de un lavadero de carros último modelo.

El agua se acaba en Huancayo, y esto comienza a ser una realidad, tampoco se puede contar ya con el agua que llega del pico Huaytapallana, que dicen, en unos 15 o 20 años desaparecerá por completo.
Lo cierto es que en los últimos 30 años el Perú ha perdido el 22 % de la superficie glacial y es el tercer país más vulnerable al cambio climático después de Bangladesh y Honduras. El Mantaro, tal y como se presenta actualmente, no ayuda a paliar la situación. La cloaca de los Andes necesita de una vez ser desinfectada.


1 comentario:

Anónimo dijo...

TU INVESTIGACION ESTA FULL CREO QUE DEBES AUMENTAR MAS INFORMACION SOBRE LA CONTAMINACION DEL SUELO AIRE ETC
BYE.........